MISTERIOS de DOLOR
Primer Misterio de Dolor:
La agonia de Jesús en Getsemaní
MEDITACIÓN
17 Enero 1998
Durante la Santa Misa veo, interiormente, las llagas de Jesús.
De ellas salían, como del fuego, partes incandescentes que descendían hasta alcanzar los corazones de los hombres.
A continuación, toda la Cruz y el altar, se inflaman de una gran luz y entonces Jesús habla a mi corazón:
“Quiero que sepas, pequeña, que los poderosos, como entonces, también hoy me condenan;
y ¡como Herodes temió mi Nacimiento,
de la misma manera, ellos temen mi Retorno!
Así como Pilatos se lavó las manos;
hoy, muchos de los míos, hacen lo mismo.
De la misma manera que muchos me lapidaron,
también hoy, muchos permiten
que mi Cuerpo sea apedreado.
¡Pero Yo volveré también para ellos!
Y tú, como otros que he llamado,
Ofrecedme, sin descanso,
vuestra plegaria y vuestra vida
que los aparte, hasta el último,
de la condenación eterna.”
OREMOS
María, ayúdanos a no abandonar nunca a Jesús por culpa de nuestra pereza espiritual o nuestra cobardía. Amén
Segundo misterio de Dolor:
La flagelación de Jesús en la columna
MEDITACIÓN
18 Enero 1998
Súbitamente veo, sin entender, en mi corazón, a los soldados romanos. Pero mi Jesús habla a mi corazón:
“Pequeña, como me han flagelado a Mí
así también te azotarán a ti.
Pero, en verdad Te digo que,
los soldados siguieron, solamente, las órdenes,
en ellos no había ni condena ni juicio;
muchos me reconocieron como Hijo de Dios.
Otros, en cambio, me juzgaron
y me condenaron, perseverando en la negación.
¡No temas: Yo estoy contigo!”
ORACIÓN
María, nunca permitas que condenemos a nuestros hermanos; ayúdanos a perdonar a quién nos flagela. Amén.
Tercer misterio de Dolor:
La coronación de espinas de Jesús
MEDITACIÓN
12 Enero 1998
Durante todo el día, en mi corazón, veo la imagen de Jesús, pero solamente veo su rostro coronado de espinas. Jesús me revela todo su sufrimiento:
“Mira, pequeña,
estas espinas contienen todo el juicio del mundo.
¡Cuánto sufrimiento para Mí,
cada vez que un hijo mío es juzgado y escarnecido!
Cada vez que un hijo mío es juzgado,
en realidad es un juicio sobre la Creación.
Cada vez que el espíritu de un hijo mío es juzgado,
es un juicio sobre la acción de Dios Padre en él.
Sólo el Creador puede decir que conoce la creatura:
¿Cómo puede un hombre juzgar a otro hombre?
¡Ámame… y no juzgues!”
ORACIÓN
María, concédenos no hacer sufrir nunca a Jesús juzgando a sus Hijos, creaturas de Dios y, a la vez, nuestros hermanos. Amén.
Cuarto misterio de Dolor
Subida de Jesús al Calvario cargado con la Cruz
MEDITACIÓN
3 Septiembre 1998
Veo a Jesús subiendo al Calvario, llevando a cuestas su pesada cruz. “¡Jesús, te amo, Jesús, te amo!”
Jesús vuelve su mirada, llena de sufrimiento, hacia mí y le susurra a mi corazón lleno de angustia:
“Pequeña, tu amor es bálsamo para mis heridas.
Es como aceite perfumado, aplicado sobre mis llagas.
Pequeña mía, dame tu amor;
Mi Cruz será más ligera”.
Jesús continua su dolorosa subida.
Pienso en aquellas mujeres que le seguían, especialmente en la Magdalena y siento amor por ella que tanto le amó.
ORACIÓN
María, enséñanos a amar a Jesús a calmarle un poco sus heridas, aunque sea con la pobreza de nuestro amor. Amén.
Quinto misterio de Dolor:
Muerte de Jesús en la Cruz
MEDITACIÓN
4 Octubre 1999
Festividad de San Francisco de Asís
Durante la celebración de la Santo Sacrificio, veo a Jesús sobre el monte Calvario, clavado en la cruz y cubierto de sangre.
Ante Él, agonizante, un ejército de soldados romanos armados y envueltos en sus mantos. En sus manos largas lanzas.
“¡Pequeña,
quiero que tú vivas Conmigo mi Pasión!
No temas, niña mía,
No se trata de lo que piensas, no:
¡No quiero esto!
No es lo que quiero de ti,
lo que deseo es que vivas Conmigo la Pasión de hoy.
Quiero que veas que mi Pasión no ha terminado
y que es más terrible que entonces.
Hoy muchos de mis hijos
se han entregado a satanás,
y, con renovada deliberación, me clavan,
no una sola vez sobre la Cruz,
sino muchísimas veces.
El juicio y mi condena, mi niña,
se perpetúan cada día a las tres de la tarde
en muchos lugares del mundo.
¡La devoción a mis Llagas,
a mi Agonía,
reparará los ultrajes que Yo recibo, a diario,
en mi Cuerpo Eucarístico!”
ORACIÓN
María, haznos como Tú, adoradores y adoradoras de las Santísimas Llagas de tu amado Jesús, por las cuales todos hemos sido salvados. Amén
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